Femicidio I
Era el año 2006. El Instituto Regional de la Mujer de Lara no tenía todavía servicios de atención psicológica o social, y nos remitieron el caso de esta señora quien solicitaba apoyo psicológico para sus nietas de 10 y 8 años y para una chiquita de 2 que se había quedado en casa con la madre. La psicóloga y yo, que soy trabajadora social, conversamos con la señora. Nos contó como su hija era maltratada por su marido frente a las nietas y solicitó ayuda psicológica para ellas y orientación para ayudar a su hija. No quería denunciar, temía que si lo hacia no hicieran nada y él moliera a su hija a palos como lo había hecho la única vez que ella se había atrevido a denunciarlo. Su yerno, era celoso, tomaba mucho, e insultaba y le pegaba a su hija casi a diario. La niña mayor nos contó como su papá torturaba a su mamá amenazándola de muerte mientras amolaba el machete.
Insistimos en la denuncia, contestó que tenía que hablar con su hija primero. Les dimos cita para ocho días después. Vivían en una comunidad que está como a una hora de Barquisimeto. Se las arreglaría para que la hija y las nietas pudieran venir a la cita escondidas…
Ese fin de semana me llamó la presidenta del Instituto para comentarme que en la página de sucesos aparecía la abuela de las niñas pidiendo justicia… Él hombre había degollado a su esposa delante las tres niñas. Cuando terminó con ella se abalanzó sobre las hijas con el machete. Las niñas corrieron con su hermanita chiquita cargada mientras él las seguía de cerca, los mecánicos de un taller que estaba en el camino las protegieron y salieron amenazantes a agarrar al asesino. Él logró huir, y a los dos días lo agarraron.
La abuela llevó a las niñas mayores a consulta psicológica los meses siguientes al crimen. La niña más grande cargaba con una enorme culpa. Según nos contó, su papá que no sabía leer, le había pedido le leyera aquella carta entregada a su mamá por el señor que les había vendido el rancho. La niña leyó el contenido de la carta y le explicó a su papá que era una carta de cobranza. Él no le creyó, le dijo que era una mentirosa como su mamá y que las mujeres siempre mentían. Furioso buscó el machete y le cortó la cabeza a su mamá delante de ella y sus hermanas.
La niña se torturaba con la idea de que si ella hubiese leído mejor, su papá le hubiera creído y su mamá estaría viva. La abuela también se culpaba, iba y volvía sobre por qué no había hecho la denuncia -No lo denuncié porque tenía miedo de que la matara y de todas maneras la mató- nos decía en medio del llanto.
En la prensa los artículos aludieron la locura del hombre, el desempleo del hombre, el alcoholismo del hombre. El victimario victima, pues. Catorce años de condena le dieron, que con buen conducta son muchos menos…
Nosotras en ALAPLAF también quedamos espantadas, es que te las matan en la cara y no puedes hacer nada. La ley es un cuerpo jurídico que nos ayuda en la lucha contra la violencia contra la mujer. Pero la le ley es todavía poco operativa, aquí en Lara hay un solo tribunal de violencia contra la mujer, una sola fiscalía y no hay refugios…
Testimonio de Delia Mondragón trabajadora social de la Asociación Larense de Planificación Familiar (ALAPLAF) e insigne luchadora por los derechos humanos de las mujeres.
Mercedes Muñoz.
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